ELENA FERNÁNDEZ: EL TERRUÑO DE LA MAR Y LOS CLIMAS EPOCALES
Angel Américo Fernández
Venezolana, de ancestros que hunden sus raíces en conchas y caracolas de la Isla de Coche es Elena Fernández, artista consumada de la pintura al fresco sobre una diversidad de superficies y radicada desde hace unos tres años en Italia. La viva intensidad de sus pinturas muestra el amor al terruño volcado en colores fulgurantes sobre imágenes del recuerdo desplazadas por los tiempos que evocan la sal y la arena insulares , el zarpar de los bajeles del viejo muelle de Salomón, las diversiones Decembrinas alusivas a la fauna pesquera donde desfilan desde pulpos y caballitos de mar hasta pargos-gallos, carites y corocoras, las escenas cotidianas de las jornadas laborales de la vieja salina, los sueños prolíficos de pesca, el entierro de la abuela bailada a las puertas del cementerio por las matronas isleñas en su atípica urna color púrpura y, en fin, todas aquellas vivencias que han marcado una historia vital relatada ahora en trazos de pincel.
En estos relatos pictóricos emerge una subjetividad rica y pletórica que atesora querencias, pero también anhelos, en una tarea de reconstrucción del tejido semiótico-lingüístico y vivencial que ha servido de lecho y de magma para los sueños, para apalancar nuevas dimensiones de sensorialidad, para sedimentar sentimientos y fraternidades.
Y es que en Elena habita un mundo trenzado de sensibilidad, abroquelado de un mestizaje de experiencias de alegría, dolor, contemplación, entrega, trabajo, seducción por la tierra de magia y de nácar portada en el tesón de sus navegantes y pescadores.
Es una pintura fresca, a ratos ingenua explícitamente, pero que juega con los intersticios, con los resortes subjetivos, que sabe tranzar la apuesta con lo onírico, que sabe de la dialéctica entre lo consciente y lo inconsciente, que se desplaza al filo de los diversos juegos del lenguaje. Sus trazos revelan delicadeza, pinceladas minimales y franca atención a los detalles. La Combinación de colores es también impresionante y compite de igual a igual con la caracterización de los rostros, aún en los cuadros de menor extensión.
Una segunda parte de la obra de Elena, la que se ha desarrollado profusamente en Italia, explora nuevas posibilidades de expresión. En un transbasamiento marca un micro-clima epocal de la creación pictórica que implica nuevas búsquedas, nuevos territorios de exploración, una nueva hermenéutica del sentido. Esta parte muestra a una pintora del mundo, una artista del globo terráqueo, sensitivamente atrevida que es capaz de dialogar no sólo con lo concreto, sino con lo posible, que transgrede lo real, que explora tensando los límites de la imaginación, que apunta a los misterios y la complejidad del mundo porvenir. Una muestra palmaria de ello está representada en su obra Appuntamento con il futuro (cita con el futuro), donde interroga desde su arte los laberintos del tiempo por el cual se aguarda.
Pero también es posible encontrar cantos de excelsa poesía expresados en sugerentes pinturas sobre leño como Fertilitá, donde experimenta con nuevas técnicas y trabaja el acrílico.
En síntesis, estamos en presencia de un trabajo que abarca ciertamente múltiples posibilidades, un trabajo ambicioso que está en curso y desde el cual podemos esperar aún un despliegue de mayores potencialidades. Mientras tanto la obra de Elena se va afirmando con fuerza propia en el mundo artístico y ha expuesto, entre otros, en el festival Portale de Sao Paolo Brasil, en Nápoli Italia, Parma Italia, en el festival de arte Latinoamericano en Margarita y también en Madrid España. Actualmente, Elena está radicada en la ciudad mediterránea de Sabona, desde la cual continúa labrando la impronta de su plástica.
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