DANIEL MONTOLY, ( República Dominicana)
Nos detenemos en una poesía que ha venido emergiendo por
etapas; diferente en cada recorrido, con una fuerza indetenible
donde la vida está inmersa y entrecruza con la imagen escondida
en algún baúl de sorpresas, que vamos encontrando al revisar en
forma minuciosa las numerosas páginas donde le han publicado
a este poeta dominicano, que desde hace varios años vive en los
Estados Unidos; y que siempre guarda la nostalgia del país donde
transcurrió su infancia. “Entre los cauces del miedo” es un poema
que de alguna manera me acercó a sus escritos, era diferente a
los pocos que había leído hasta entonces de Daniel, quizás fue la
atracción por los relojes, esa mirada hacia el tiempo, esa lectura
que tiene “la teogonía del reloj de octubre” cuando el poeta interroga
al viento en una atmósfera marcadamente irreal.
Enigmática es la poesía de Daniel Montoly, y lo es mucho más
cuando intenta penetrar los laberintos de la noche, y su pie
descansa en el umbral de las tabernas rodeado de un ambiente inhóspito,
ahí está él, interrogando a las sombras, dándole vida
a los recuerdos a los laberintos perdidos de la nostalgia; tratando
de buscar en los cafés algún vestigio del espíritu de Kerouac,
Ginsberg y muchos otros “extasiados de marihuana y cervezas”.
Aparecen imágenes transfiguradas de alguna otra realidad,
“pobres ornamentos de la nostalgia”, papel que siempre juega el
destino del poeta, como perderse en la abstracción, en el otro; ese
que nos mira y recrimina, que no sabe de ocultamientos, y Daniel
revela un rostro que se mira a sí mismo, nos regala flores de la
noche negra y blanca de la poesía, con imágenes de una extraña
belleza; ese licor amargo y dulce de la verdadera creación poética.
Ojo de Buho, guardían de la oscuridad, atento al tiempo y su
paso nos sumerge en esta lectura; poemas sueltos que andan por
ahí, quizás al azar, quizás no; nunca sabremos el designio de
las profecías que vienen desde las edades hasta nosotros los
mortales.
POEMAS DE DANIEL MONTOLY
ENTRE LOS CAUCES DEL MIEDO
¿Qué trae el viento
con la teogonía del reloj de octubre?
¿Por qué los cuerpos
se desvanecen en la fotografía de tus ojos?
Sin barcas del otro lado
del infierno
sin rastros o rumbos del cielo
de las escrituras.
Alucinados estrechan lazos con la tierra,
buscando guarecer sus formas
del azar o de los gnomos,
pero nunca escapan
del mecenazgo de la sombra.
Dos fragmentos del poema: FLORES DE VÉRTIGO
que puedes leer completo en: www.danielmontoly.blogspot.com
No fue hasta ayer mientras llovía a cántaros,
cuando logré descubrir de súbito la puerta:
las bisagras oxidadas olían a soledad legible.
Pobres ornamentos de la nostalgia.
Renegridas y sangrantes
como la identidad de los días en desuso
que gotean, mientras legiones de fantasmas,
emergen conquistadores de la noche…
para continuar:
Abandoné el café, “oliendo a flores de Kansas”
como escribiera Ginsberg. Borracho, andrajoso
y cansado de llevar el hedor de un cuerpo
y un nombre ineludible a la animadversión de la muerte
y excomulgado del todo.
LA RITUALIDAD DEL CÍRCULO
“ Soy incapaz de enternecerme con los vegetales”
-Charles Baudelaire-
El péndulo, frágil titubea
por la velocidad del viento.
la llama ineludible
lame el verdor de la aurora
con sus labios perennes
como presagio del silencio
Todo nace para ser eterno
y en su inmortalidad
la palabra muerte es una duda
en la mecánica del círculo.
CRÓNICA DE COTIDIANIDAD
(2003)
Los lunes si hay llovizna
llego cansado
Sin proponérmelo;
prendo la televisión
mientras huelo pachulí
de gatos en los rincones
Y mi mujer pone su rostro
de hipoteca atrasada.
Simulo ser un estúpido,
cantando una canción del setenta
con algo de marihuana
y cervezas, y algunos versos
de Charles Bukowski.
hay que ser cínico para vivir
en este podrido mundo,
se debe leer en el inodoro
las crónicas, las reseñas, el obituario
para relajar el ano y los músculos
trogloditas, cansados
por tantas secreciones políticas
de quienes roban a los obreros
para alimentar con sudor y sangre
a una maldita hoguera .*
CANTO DE UN DIVORCIADO
I
ME GUSTA CUANDO
me abofeteas. Tal
como una tromba femenina
me dices: " Esta noche
vas a dormir en el viejo sofá".
Yo no protesto.
Me quedo ahí dócilmente. Lo sé:
Más tarde me despertarás
con ganas de hacer ruido.
II
No tuve que ser inteligente
para saber quién eras.
Ver moverte esa noche,
bastó.
"Puedes conocer a alguien
con solo verlo caminar".
-Dijo mi madre alguna vez.
yo me ahorré, el salir de caza,
te conocí en una iglesia.
III
Sé, que estás por llamarme misógino…
Pero, anoche no opinabas lo mismo
a juzgar
por el volumen y frecuencia
de tus gemidos…
IV
Cuando te quedabas
a dormir en la casa
mi hijo fisgoneaba en tu sostén.
Por esa razón
no sobrevino respuesta
a tus insultos.
V
glamorosa y sexy.
Las mini, las tacones rojos,
el gorrito de enfermera
me gustaron, y aun más
las esposas, pero, más que la sorpresa
que dejaste para el postre.
1 comment:
Hola, Teresa y Daniel, que olvidado sin querer lo tengo.
Muy lindas tus palabras de introducción para conocer no solo la poesía, sino también al poeta.
Un placer leer los poemas de Daniel.
Besos a ambos.
Gabriela Abeal
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