Sunday, December 23, 2007

Por un país libre: como lo ha sido VENEZUELA.










EL NACIONAL - Domingo 23 de Diciembre de 2007
Siete Días/7
Enrique Krauze, pensador y escritor mejicano.

¡Que vivan los estudiantes! Los "chamos" venezolanos son demócratas y liberales modernos, con una clara vocación social


ENRIQUE KRAUZE
S i Hugo Chávez ha pensado en convertir a Venezuela en una Cuba con petróleo, los venezolanos que se oponen han descubierto el antídoto. Es el movimiento estudiantil. En contraste con casi todos sus antecedentes en la región, más inclinados a la revolución socialista que a la democracia liberal, los "chamos" venezolanos no reivindican las ideologías estatistas del siglo XX ni las pasiones románticas del siglo XIX sino los derechos humanos del siglo XVIII.Al mismo tiempo, son demócratas y liberales modernos, con una clara vocación social.No lanzan adoquines ni levantan barricadas ni alzan el puño desafiante: son luchadores cívicos, reformadores pacifistas. Y encarnan una esperanza de reconciliación para un amplio sector de la sociedad venezolana.Los movimientos estudiantiles fueron determinantes en la política iberoamericana del siglo XX. Siguiendo la pauta del que estalló en Córdoba, Argentina, en 1918, lucharon por la "autonomía universitaria", un ideal en apariencia inocente pero fundamental en países sin instituciones que limitaran el poder personal, a menudo tiránico. En 1921, un Congreso Internacional de Estudiantes reunido en México quiso concertar el repudio continental contra el dictador de Venezuela, Juan Vicente Gómez. En 1928, los estudiantes de ese país se propusieron derrocarlo. No lo lograron, pero su movimiento fraguó a la generación del pacto democrático que –al margen de sus defi ciencias y discontinuidadesse había mantenido hasta ahora, cuando Chávez ha intentado subvertirlo.Junto al impulso libertario, casi todos los movimientos estudiantiles sintieron una fascinación por la Revolución Rusa. En un primer momento, los estudiantes querían parecerse a "Sachka Yegulev", joven idealista que ofrenda su vida por la libertad (personaje de la novela homónima de Leonides Andreiev). Pero llegado el momento de aspirar al poder, preferían otro modelo ruso: Lenin.La emulación se cumplió con creces en 1959 con el asalto al poder de Fidel Castro, fogoso líder de los movimientos estudiantiles cubanos en los años cuarenta. A partir de entonces, desde el Cono Sur hasta México, dos generaciones de jóvenes revolucionarios (universitarios radicalizados, no obreros ni campesinos) soñaron con seguir su ejemplo y sucumbieron al hechizo, aún mayor, del Ché Guevara. Se incorporaron a la guerrilla o predicaron las diversas doctrinas marxistas en la prensa y las aulas. El resultado fue trágico: se perdieron decenas de miles de vidas, sacrifi cadas por los militares que no quisieron responder al desafío juvenil con reformas políticas sino con actos genocidas.Por fortuna, en varios países –señaladamente en México, con la generación estudiantil del 68- un sector comenzó a entender el valor de la democracia liberal. Los vientos libertarios del Este ayudaron también. Los dictadores de derecha fueron arrojados del poder. Lo mismo ocurrió con el régimen autoritario sandinista y las sanguinarias y fanáticas guerrillas marxistas de Perú. Por un tiempo el Lenin caribeño se quedó solo, en su isla personal donde no se toleran estudiantes revoltosos.Doscientos mil estudiantes venezolanos han estado activos desde fi nes de mayo de 2007, cuando el gobierno cerró RCTV. Ese acto presagiaba la completa estatización de los medios. Luego sobrevino la convocatoria al Referéndum del 2 de diciembre.Pero el movimiento ya estaba en las calles y las conciencias: con asambleas, talleres de discusión, marchas, boletines, hojas volantes, mensajes y correos electrónicos, los estudiantes comunicaron que la abstención era suicida y llamaron con vehemencia al voto, y al voto por el No. Chávez trató de desprestigiarlos llamándolos "hijos de mami" o "lacayos del imperio" y reclamándoles "que estudien", pero 70% de la población avaló su derecho a protestar. El día en que se escriba la historia de aquella noche del 2 de diciembre en las ofi cinas del CNE, se sabrá que los estudiantes fueron el factor clave de resistencia ante el fraude que se maquinaba. "Tengo miedo pero la libertad vale la vida", decía textualmente un mensaje enviado por celular de uno de los líderes. Conquistar ese miedo los llevó a la victoria."No luchamos contra un hombre" –ha dicho Yon Goicoechea, uno de los líderes-, sino por la reivindicación de los derechos civiles y humanos de todos los hombres de Venezuela. Ese es nuestro objetivo no se alcanza en un mes ni en un año, así que hay que prepararnos para la larga lucha que se avecina".La tarea será tal vez más larga y ardua de lo que imaginan.Chávez ha advertido que volverá a presentar su reforma.Los estudiantes deben mantener su autoridad moral intacta por cinco años. ¿Formarán un Parlamento universitario? ¿Integrarán un nuevo partido? El enemigo es formidable y las posibilidades de un desenlace trágico no son despreciables.Pero contra la propaganda intimidante del Estado, los estudiantes tienen un arma eficaz, sólo una, la misma que muchos de ellos descubrieron en la obra de Octavio Paz: la voluntad de "devolver la transparencia a las palabras".


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Saturday, December 22, 2007

Siempre hay un día, poema de Luis Gilberto Caraballo






A lo mejor te encuentre en alguna noche
en el mismo lugar,
donde la Ceiba tiene el semblante del tiempo
y seguro no podré verle sus raíces.
Sus ramas,
algunas más altas,
otras más débiles, parecerán colgadas
por los dioses en un cuadro nocturno, volando.
Como los sueños y las nubes;
que muchas veces no sabemos cómo aparecen, y porque.
Solo apreciamos que flotan y nos llevan a derroteros diferentes.
Aparecerá sóla la Ceiba,
erguida como una torre iluminada de azares y coincidencias.
Y se verán hondear en ella, sus hojas,
como bailarinas elegidas por la ventisca en el teatro de la vida.
Y el eco en el alma
transmontará en nosotros tantos años y desnudará la memoria y la desmemoria.
Para entonces saber,
que había muchas miradas evitadas entre nosotros,
y otras que estuvieron demás
Como también,
una sonrisa plateada,
y unas manos deseando tocar a las otras.
Y alguna pena,
cuando olvide,
olvidamos que también existías,
y existíamos en un abismo.
Si aún tienes tiempo, y si aún crees, presientes
que unas manos hilan del más allá nuestros andares.
Ese quizás sea una de las recompensas para tanto olvido.
Éramos parecidos, éramos tejidos bajo el mismo cielo
y alguien dispuso que no supiéramos el uno del otro,
ni el otro de nosotros y así la noche se congregaba en su cierres
y amanecía en la ceiba.
Y el viento luminoso se encargaba de escribirnos una historia
en sus raíces,
cuando bebía desde lo profundo,
en sus ramas donde dejaba sus huellas, sus marcas incumplidas.
Para que hoy,
justo en la noche,
supiéramos el uno del otro,
y los otros de nosotros
y supiéramos que no estábamos solos,
no éramos errantes mercaderes de almas,
ni amasijos sin destinos,
éramos los mismos.
Sí fuimos elegidos
para arribar al mismo puerto del encuentro, al mismo sitio
que nos dio origen.
A ese cielo que callaba con su prestancia de noche libre
que vivió muchos días de apatías,
y muchos días de distancias,
y sinsabores. Le debemos nuestro río, y nuestro amor
y le debemos que con su semblanza se pare en algún paraje ante nosotros
y nos deje ver la historia, más nítida y clara que la luna esbelta.
Como siempre existía alguien más quieto, un guardián
alguien menos avezado, mucho más distraído.
Quizás mucho más sabio
y ese es entonces
nuestro último destino, nuestro último hombre.
Lo que somos nosotros,
lo que hemos sido siempre.
Y que no se nos olvide,
que alguien nos mira desde lo más alto,
sin juzgarnos.

Luis Gilberto Caraballo
Diciembre, 2007