Friday, April 22, 2011

Jeshu, El Nazareno: Hombre o Dios....




JESHU, EL NAZARENO.
Hombre o Dios/ qué importa
nosotros hemos modelado tu rostro
el que se venera y nos transmite
el más puro sentimiento del amor
A nosotros qué nos puede importar
si viniste del cielo o de la tierra
o si del infierno llegaste
para reflejar en ti/ a qué estado
puede llegar el alma
cuando es ingrata o malvada
Oh Jeshu bondad máxima y suprema
que jamás Nunca haya llegado a esta tierra
si de mujer o virgen si de Dios o de Hombre
qué puede importar esto
tu amor no tiene barreras
ni de cielos ni de tierras
Tú que puedes entre tus manos tejer el Universo
y las cosas pequeñas como la Mar/ calmar en un instante
para que la tormenta cese
tú que puedes alimentar al hombre de la nada
darle espíritu de amor a la espina
encender las estrellas del alba
cubrir la noche toda con luces volcánicas
Oh Jeshu
nosotros que no te vimos nunca
te hemos creado un rostro
una figura irrepetible/imborrable Única
Nosotros que hemos percibido de ti
El Conocimiento único de las cosas
¡cómo nos gustaría amar/ con ese amor
que sólo tú tienes dentro de ti
para esparcirlo por este mundo
donde tanta falta hace
Oh tú, si eres un Mito/como algunos dicen
Bienvenido seas Mito de amor lleno
Espíritu de Dios para que bendigas nuestra alma
Sedienta, bienvenido seas
como el Padrenuestro
cada día, Oh Jeshu
a quien hemos puesto sandalias
y túnica blanca/pelos al hombro
y hermosos ojos centelleantes
para cruzar fronteras
y unir al mundo/ al Cosmos
a este Universo
Oh Jeshu Mito que ha podido
Dividir a la Historia de la humanidad
en Antes y Después de ti
Bendito seas al haber llegado
a esta tierra por los Siglos de los Siglos
Mito Eterno Amén.
Teresa Coraspe
Ciudad Bolívar, 9 de abril, Viernes Santo 2004

Friday, April 08, 2011

Torcedumbre, de Alejandro Cardozo Uzcátegui




Del libro: Breviario del lugar, 2010.
Nació en Zumba, caserío aledaño a la ciudad de Mérida, en 1978.
Vive en España, en el País Vasco, en Vitoria-Gasteiz. Aquí su poema:
Torcedumbre.

En la torcedumbre
de los dientes
se oculta la aventura,
los mares recorridos
a vela y ebrios,
todo lo que degustamos
entre las sábanas
y la piedra,
la locura calma, el azar como
juego y oficio,
los tiempos de violencia y paz
el humo disperso,
las conversaciones
viciadas.
En la torcedumbre
de los dientes
está el recorrido de los cuerpos,
la aventura de la carne y
el desgarro
suave.
Mil y una mujeres
se perdieron
en la torcedura
de los dientes,
como un laberinto que
prometía resolución
a tiempo; calma
y
tempestad
según la fecha,
según el sol.