Tuesday, July 08, 2008

Un poema de José Alejandro Peña, Rep. Dominicana




TÓTEM
No la redonda huella de los príncipes huraños de la región de Roanoke Islan
ni el ágata que hechiza al bondadoso
ni el símbolo materno de una llama que roe y roe la sapiencia del bosque
ni la oreja mordida de los muertos crueles
ni el pie recién lavado de la mujer amada
sino lo diamantino del instante
que bordea los límites del cosmos...
No hay flecha que traspase la sombra deleznable del hermoso centauro

acobardado por un graznido díscolo y maligno que proviene del aire de las cuevas
como una voz lejana que se convierte en roca desgranada
y no en ninguna cosa menos densa que el espectro de un hombre
cuya apariencia podría ser la de alguien conocido o la de alguien que llama por su nombre
a las deidades huérfanas que visten una piel dura de animal sagrado.
Ah si pudierais decirlo con una sola letra o con un trapo pegado al corazón baldío
que no es el polvo ni la sangre ni la luz ni el espíritu del agua lo que nos amolda y acribilla
sino la indiferencia ese demonio que engendrara canina envergadura
en el zumo de arroz y en la quinina procesada como un néctar diabólico.
Vosotros que fabricáis con granos de cacaola suerte de una vaca y de un león

¿por qué queréis tacharle la concienciaa un hombre que está vivo para siempre?
Un día más o un día menos, qué importa, en la vida de los seres. Felicidades: 9.7.08. Recibidos los libros, hermosos poemas, gracias. TC.

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