Sunday, May 04, 2008

Revista SINALEFA 19, Edición de Primavera, 2008


Este trabajo sobre Rafael Bordao, Director de la Revista Sinalefa, fue tomado justamente del número 19, de este año. Interesante ensayo donde Raúl Tápanes, también cubano, nos da una visión bibliográfica de Bordao que, particularmente, desconocía. Creo que el lector ahondará mucho más en las interrogantes que quisiera hacerse busanco el link de la Revista:
Desde este blog, sinceras gracias por el envío que enriquece mucho más la información, que como poetas, nos complementan. TC.

RAFAEL BORDAO Y LAS ESCURRIDURAS DEL EXILIO
por Raúl Tápanes López

Cuando usted busca el nombre del poeta cubano Rafael Bordao en la revista electrónica habanera Cuba Literaria, sólo aparecen estas escuetas líneas: Escritor y editor (1951). Bibliografía activa: "Los descosidos labios del silencio". A pesar de ser uno de los poetas esenciales de la Cuba actual, Bordao es uno de esos innombrables que no aparece en antología, análisis ocrítica literaria alguna publicada en la Isla. No pierda el tiempo buscando su nombre en ninguna otra Rarevista literaria (oficial) publicada en Cuba. Hay que agradecer entonces a la entereza de alguien que al menos aparezcan esas once palabras. Los motivos del silencio son obvios, ampliamente conocidos por los cubanos y no voy a referirme a ellos.En 1968, el mismo año de las barricadas estudiantiles en París y de los tanques rusos en las calles de Praga, cuando escuchar a Los Beatles o los Rolling Stones en La Habana era diversionismo ideológico, un desconocido Rafael Bordao fue apresado en las calles del Vedado, como tantos otros jóvenes cubanos que lo fueron por el sólo hecho de tener melenas largas, creer en Dios, escribir raros poemas, ser homosexuales, o simplemente no cumplir lo que el Estado consideraba, debía ser losparámetros de un joven revolucionario. En 1980, el año en que más de diez mil personas se refugiaron en la Embajada del Perú -un pequeño chalet en el barrio más aristocrático de La Habana-, entre los 125 mil cubanos que abandonan la Isla a través del éxodo masivo del Mariel se encuentran algunos poetas como Reinaldo Arenas y Rafael Bordao.Seis años después Bordao publica su primer cuaderno –Proyectura- y en 1988 obtiene el Premio Agustín Acosta con Acrobacia del abandono. En 1995 ve la luz su obra consagratoria: Escurriduras de la soledad. Cinco años más tarde -el tiempo es una tiranía cuando se vive casi medio siglo bajo los vientos- llegan a mis manos algunos pocos poemas de aquél cuaderno.En julio del año 2000 comienza a publicarse en Matanzas -la otrora Atenas de Cuba-, algo así como una revista casera y artesanal, mezcla de ingenuidad y atrevimiento, al margen de las instancias oficiales y sin el apoyo de nadie. Unos doscientos ejemplares de veinte páginas (en realidad cinco hojas de papel carta dobladas a la mitad) impresos en fotocopiadora (portada y contraportada) y en una vieja máquina de escribir Underwood de 1958, papel de copia por medio. En su segundo número, de octubre de 2000, se publica el poema de Rafael Bordao El robo de la libertad. Recuerdo que alguien quería poner en su lugar un texto más audaz -políticamente hablando- que en la obra de Bordao abunda, pero al final -santo temor que nos permite vivir a los que no nacimos para apóstoles-, nos decidimos por ese poema, fácilmente extrapolable de la noche de Manhattan al mediodía habanero. Quizás sea algo totalmente intrascendente enla poética cubana, pero fue uno de los pequeños hitos que nos fueron dando el coraje necesario para descubrir la existencia de otra realidad, de otra dimensión en la que confluíamos con los espíritus prohibidos por una revolución que nunca existió.En los últimos años intelectuales también reprimidos en décadas anteriores como Antón Arrufat, se han atrevido a pronunciar en público nombres como el de Reinaldo Arenas o Cabrera Infante, pero Rafael Bordao sigue siendo un agujero negro en el espacio. La no existencia es uno de los mecanismos más usados en la Isla para intentar el control absoluto del pensamiento, como lo es también la existencia de una poética oficial, domesticada y artificialmente encumbrada, que rige y controla la célebre frase pronunciada en la Biblioteca Nacional en 1960. Y de Arenas y de Agustín Acosta y de Buesa y de algunos otros se puede hablar -pero poco- en la Cuba de hoy: que los muertos, por mucho que nos arrojen a la cara nuestra incapacidad en sus testamentos, ya están muertos: los vivos que pueden seguir escribiendo peligrosos poemas son los innombrables.Y es que Bordao es un poeta que no oculta, sino muestra con orgullo y altivez, su posición política. Hay quienes creen que arte y política están reñidos, pero existen en nuestra historia demasiados ejemplos que invalidan el criterio: Heredia, Zenea, Byrne y tantos otros. Hay en esta época una doble moral, una hipocresía que escandaliza y aterra, y que tiene su manifestación en el arte: cuando el artista de izquierdas politiza su obra, se le llama arte comprometido, cuando lo hace alguien que no simpatiza con el socialismo se le reconviene por la politización de su arte y se rasgan las vestiduras y se vierten ceniza sobre las cabezas los mal intencionados y los tontos útiles. Los mismos que le reconocen a Nicolás Guillén o a Roberto Fernández Retamar una indiscutible autoridad literaria e intelectual, pese a la militancia política que prevalece en sus obras y actos, le niegan su reconocimiento a Reinaldo Arenas o Rafael Bordao por sus posiciones políticas.La insularidad enunciada por Virgilio Piñera en la maldita circunstancia del agua por todas partes, es determinante. Escurriduras de la soledad es un libro sobre el mar, tan imprescindible para la poética cubana como las aguas que rodean la Isla. No podía ser de otra manera. La memoria y la condición de exiliado, fuentes inagotables de la poesía de Bordao, pasan a través del mar, se arrastran -más que nadan- sobre las olas del Estrecho de la Florida desde El Morro hasta el Manhattan de la Estatua de la Libertad. A través del mar pasa el odio y la paz, la esperanza y la desesperanza, el destino impuesto y la libertad. Es el signo de la Generación del Mariel, la que abandonó la Isla en un éxodo inédito desde los tiempos bíblicos, la que huyó a través del mar y de la cual Rafael Bordao es una de las voces poéticas más emblemáticas. Ya hace unos años alguien escribió sobre el lenguaje poético de Escurriduras...: Es esa ola insoslayable que remite su historia: memorias, recuerdos que estallan silenciosos de otras voces que permanecen como mudos navíos contra el paisaje... El poeta nació junto al mar, en una ciudad levantada alrededor de una bahía y murió en el mar antes de resucitar en la Nueva York de Lorca y de Martí.El hermetismo como heredad de una cultura de resistencia y la intensidad cambiante de los vientos marcan el ritmo de la resaca contra El Malecón y los textos de Escurriduras... El cuaderno está alumbrado como una sinfonía que sigue el movimiento de las aguas. Oleaje, Marejada, Mar de fondo y Escurriduras de la soledad. Los treinta y ocho poemas tienen títulos convencionales: Ola Tres, Ola Siete, Ola Gris, Ola Roja, Resaca (4) o simplemente Cinco, Seis... La sinfonía se cierra con los dramáticos acordes del poema Siete:_Alza los ojos Sobelmira en el cielo la imagen de tu puebloevasivo emancipadobuscando asiloremando su historia insistenteanhelando el equilibriosin egoísmos ni maltratos.Escurriduras... es un libro necesario - e imprescindible- para comprender la poética cubana más actual. Trece años después de su publicación sigue siendo un canto magistral sobre la infinitud de una isla y de conceptos esenciales e intrínsecos que hoy se encuentran en el centro mismo de todo hombre allí nacido.

Raúl Tápanes López (Matanzas, Cuba). Poeta, escritor y editor cubano. Autor de Caos y amor desesperado, Memorias de la bestia, De la desesperanza y otros poemas, entre otros. Dirige la revista de poesía Arique. Reside en Chile.
Foto: del buscador Google-Sin fecha.

2 comments:

Unknown said...

no se calla al poeta que ama, canta y vive para la libertad, aunque pongan berreras negras como la noche, porque siempre habrá alguien que como tú Teresa saque sus versos para que por ellos se pose la luz del sol.
No se acalla la verdad por escondida que se halle, porque la verdad es luz lomismo que la libertad un abraza Teresa

Pedro Pablo Pérez S said...

La voz del poeta se filtra,
flota sobre mares,
se arrastra entre montañas.

Urge su canto,
se desgranan sus palabras
llegando en sombras
que proyectan luz.

No hay rifle
que muera los mensajes.
Cuando la voz se impone
salvando las fronteras.

La voz del poeta lleva alas.

PPPS