Sunday, October 24, 2010

De Pablo Mora, La Calle 4 (escritor venezolano)




LA CALLE 4

Pablo Mora


La calle 4... donde me lanzó la aldea con dos viejos, tres hermanos y cuatro reales de por medio, donde conocí las lágrimas del sauce, donde conseguí el amor a tiempo, la de aquella Gruta, aquella Cueva que me enseñó la cara de la vida, la del Cristo que me mostró el color tostado de la piel cuando se va la guerra, la de Rafael, guindando de un árbol para siempre, la de Ofelia y sus alegres mamarrachos perdidos en no sé sabe qué botija, la de Doña Jabiela curando de maldeojo a tanto rico y pordiosero, la que me llevó a la Ermita, la de mi padre apacentando sus canarios, la de las madrugadas en busca de oración, la de María Bonita, Muela 'e Gallo, Pedro Chapuzas, Media Vuelta y María la de verde siempre con su eterno olvido, la de Elio y las primeras rimas, la del viejo seminario de mi padre, con sus calificaciones siempre en rojo, la de Pedrito el de Vanguardia, el que se fue al cielo a cobrar sus prestaciones, la de ahorcar los hábitos para irnos por la vida a hacer la guerra. La calle 4, para emprender el viaje por el mar y por la nieve, la de la más alta pesadilla, el día que se perdió mi sobrinita, la de la monjita española que lucía tanto camino de la misa o del altar, la del primer artículo y el primer poema, la del poema Azul de Salmerón Acosta y el Soneto Enamorado de Francisco Luis Bernárdez; la del Dios deseante y deseado de Juan Ramón Jiménez junto al Fausto de Goethe, los Poemas Humanos de Vallejo, las Residencias en Tierra y el Canto General de Neruda; la de Mayakovsky, Hernández, Pound, Whitman y Pavese; la de Dante, Huidobro, Benedetti, Cardenal, Cote Lamus y Gaitán Durán, Fidel, el Che, Camilo, Ojeda, Ugarte Pelayo y Argimiro... la de Pedro Pablo, Dionisio, Olivera, Ilia, Carrero Mora, Beroes y Manuel Felipe; la de Rubén, Michelangeli, Castro Medina, Mendoza, Alviárez, Agustín o Brun Detuski, Rafael o Carlos Guérin, Myriam, Pereyra, Campos y Ulacio; la de la Ópera Carmen junto al anafre de las cinco de la tarde, la de la primera clase en el Santa Teresita, el de las dulces onzas y puntales, la del Santísimo, quien me ayudó a no perder la fe, la de las hermanas Alix y Graciela Ruiz con su Album de la Rotunda de 1902 y versos de 1800, la de las Hermanas Ocariz de Rubio, la de la luna de tres de la madrugada, la del napalm a la hora de cantar el gallo para emprender el viaje a Cannes y los Alpes. Donde una tarde me fui en busca del amor y me encontré el monumento de la Francia. La calle 4, con misiles rusos, cubanos, Radio Habana, fusiles y guerrillas, la del 23 de Enero y el Cuartel Moncada y el Mayo del 68 en Turín con frío. La del negro Julián venido de no sé sabe dónde; la de La Bota Negra por donde mi madre bajó y subió, subió y bajó con su matriz al hombro mientras yo insensato tarde la noche con mi amigo parla y parla. La calle 4 No. 12-122. La calle 4 No. 11-61. La calle 4 No. 10-36 subida, bajada y brinco por la vida. La calle 4 No. 15-13. La calle 4 No. l5-l5, la lucha clandestina, el confinamiento de la vida. La calle 4 y pico No. 1-59 Las Acacias, esperando lo que venga, agazapado en el rincón de un cuarto, donde parece ancló mi vida, para irse cualquier día de repente si no es que viene un hijo de puta de la CIA a llevársela antes de tiempo... o algún toche policía a jodernos la paciencia... La calle 4 No. 10-36 frente a un par de leones de tramoya... La calle 4 y pico, digo... Las Acacias, echando vaina todavía, al compás de este insomnio terminal.
De. Insomnio Terminal.

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