Saturday, April 17, 2010

BAJO COSTO, Luis Felipe Rojas, (desde yo no sé cómo ni dónde, pero llega)


¿Será que estas son las casas que quiere el gobierno de Venezuela para los venezolanos? tc.

Tomado del blog: Cruzar las Alambradas que dirige el periodista independiente: Luis Felipe Rojas y que recibo regularmente:



Antes era así… y ahora también. Nací en una casa de tierra y piedra, cobijada con cogollo de caña, pero como yo escuche siempre que el discurso oficial decia que seríamos los privilegiados del 2000 pensé que al llegar a la edad de empezar a buscarle cobija a los míos, ya no existirían estas chozas en la Cuba que tanto adoramos.En el barrio de Gutiérrez, el Distrito Cauto 3, La Cuchilla, Pedregalón y muchos más de esta geografía cubanoriental que soporta mis pisadas abundan las casas de “Bajo costo”, dice la nueva hornada de arquitectos populares, hacedores comunitarios de la miseria contemporánea.Son tan de bajo costo que cuesta lo mismo erigirlas que derribarlas.Esta que ven en la foto es de dos o tres años de levantada, la inclemencia de la lluvia va lavando las paredes para descarnarlas y dejarlas en la tierra pelada. El cogollo para el techo, es decir, la hoja de la caña de azúcar, hay quecortarlo verde y ponerlo a secar por unos días para luego entrelazarlo pegado a los cujes. Adentro el piso de tierra, pulido por la escoba de la caserita. Afuera entre los matorrales el lugar para evacuar los intestinos, unos metros más al sur el pozo para coger el agua.Aún en estas condiciones hay quienes tienen que enfrentar a los de la Unidad Inversionista de la Vivienda y sus lapas y otros chupasangres estatales cuando vienen a cobrarle por el préstamo que la Revolucion les hiciera para ‘El bajo costo” o a pedirle los papeles de la propiedad.

2 comments:

Gabriela said...

Sin palabras...Gabriela.

teresa coraspe said...

Hay países que nos roban las palabras, Gabi; que nos roban la libertad y nos ponen contra la pared, nada es extraño. Pero si todos empezáramos a gritar al mismo tiempo, las paredes se derrumbarían, y los mares quedarían abiertos, no para ahogar a la gente, sino para permitirles el libre albedrío de querer pasar o no. Sí, Gabi no sólo nos quedamos sin palabras sino también sin aliento...
Te dejo mi afecto de siempre. Tere.