A partir de Ana Frank comencé a querer al pueblo judío; aquella niña de ojos inmensos y mirada pícara donde por ninguna parte se vislumbraba el horror que viviría a edad temprana; aquella niña con quien compartí alguna vez confidencias y preguntas que nunca tuvieron respuestas; en fin, aquella niña que con su diario acompañó el cochecito donde solía pasear a mi primer hijo con apenas dieciséis años; esa niña judía es la revelación de la injusticia del mundo. Mucho he escrito sobre Anna en los diarios de mi región. Hoy apenas recibo este poema, no he pensado dos veces en incluirlo en este blog; es como volver a compartir los sueños que se rompen; los sueños que fueron sólo eso: sueños, pero Ana fue real, mondaba papas y se burlaba de los sucesos cotidianos; en ese escondite aprendió a amar, a sentir, a vivir, allí dio su primer beso, entre el miedo y la locura de existir. Esa Ana que nunca ha muerto ni morirá jamás, es ella misma Ana para el recuerdo de la ignominia. Teresa.
A ana frank, en ella a mis compañeras.
te encontré en mi infancia
entre mis propias enfermedades
y catástrofes familiares.
te imaginé paseando / algún domingo /
en una pequeña embarcación /
entre la bruma de Amsterdam /
mientras yo me ahogaba en la niebla
de este sur.
Escuché tu voz pequeña /
como envuelta en un pañuelo de seda.
Observé
como crecíamos
la piel tan lisa /de hostia transparente
sobre un pubis que iba anocheciendo.
Te perdí y te encontré
entre alambradas
con tu corazón irradiando luz.
Te vi
clara / como una estrella entre cristales.
Me acompañaste en mis desastres
más incorruptibles/con dedos de humo
me sostuviste el alma
en los desolados tiempos del chacal.
Nos encontraremos algún día /
ostentado nuestro aspecto distraído /
entrando en un bar /en Ámsterdam o en Buenos Aires /
y nos abrazaremos con todos los amigos /
en un brindis final.
7 comments:
Silvia, conmevedor poema, Ana Frank también me acompañó en la pubertad y sufrí junto a ella. Tu poema es un reflejo del sentir de tantas y tantas mujeres.
¡¡¡Felicitaciones amiga literaria!!!
Un beso enorme.
De acuerdo con Graciela, conmovedor poema. Siempre me es grato leerte mi querida Silvia...
un abrazo,
ppps
Silvia: Felicitaciones Amiga!!! un trabajo excelente. te abraza,
Gracias a Teresa que le dio este sitio a mi Ana Frank, mi amiga de la infancia ghasta la adolescencia, cuando escribía un diario y eran carta s para Ana. Y gracias, amigos por sus palabras. Un abrazo de
Silvia Lousttau
o poema, Gracias Silvia por el compromiso.
Un abrazo Gus.
hermoso poema puse...
alvaro alberto velasco cordoba Hace 1 segundo.
POEMA PARA ANNA FRANK ABRIR MAS INFORMACION
...Mas que su historia...su mirada me sobrecogió el pecho y se me hizo un nudo en la garganta...y pensar que aun hoy hay guerras...igual de crueles ...y tantos niños y adolescentes no entienden porque los grandes hacen las batallas y son sus pequeños sueños los que se truncan por tanta estupidez humana....
Para Anna Frank
...cercenaron de ti las trenzas que no fueron,
opacaron con humo de infamia la tibieza de tus ojos...
primaveras rotas...otoños que no irían...
y tu grito seco cual himno de esperanzas muertas...
esquivaste tantas veces a los "BUITRES",
querían engullirte pronto...porque así
son los "BUITRES" cuando de odio también mueren,
enlodados en las minucias de sus glorias vanas...
ni miraste cañones, ni cercas impías, ni esquirlas traidoras,
se convirtieron en pianos y violines,
y la ruindad de los monótonos fragores
se hicieron sinfonías que querían llegar al cielo...
ni fueron barracas frías
de dolor y hambre atosigadas,
fueron para ti lechos celestiales,
desde donde con tu dura almohada aun soñabas...
...y las miserias humanas donde estaban?...
por doquier...en el último aliento de todas las miradas,
en los mendrugos de "VIDA" ...en los harapos
sedientos de existencia y débiles de sus entrañas...
de las tintas benditas de tu pluma un día
liberaste en el silencio de tus letras de ingenuidad vestidas
el néctar cuando aun son capullos las rosas más bellas
y al poeta que por pretexto le escribe a las estrellas.
...se apagaron cuando la tarde muere,
cuando los ocres de la suciedad sucumben
tempranas luciérnagas ...un segundo más de vida
solo para llevarse algo que les consolara el alma...
y se cerraron tus ojos...cómplices
de tus interminables vuelos,
cuando faltaba tan poco...cuando los trenes al fin
rodarían hacia donde había algo parecido al cielo...
...ya nada te alcanzaba...ni el calor ni el frío,
ni la pestilencia, ni lo de adentro ni lo de afuera,
ni el hambre, ni las balas, ni la mudez de aquellos
que de a poco mueren y a la vez expiran...
Escrito con motivo de los 50 años de la desaparición de Anna Frank
Bogotá D.C. Colombia enero de 1995 Alvaro A. Velasco Córdoba
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