letra incomunicada
escribes en mi voz cuando me integras
en tus otoñales circunstancias
escribes con tu mágico lenguaje
hecho de gestos y lunas rojizas
con tu costumbre de erizar la sombra
y descomponer las palabras
cambiar el cargo de la prueba
-perdona mi jurídico desliz-
y bendecirme finalmente en susurros
ah cuando escribes sobre mi piel
transcribes la soledad que padecemos
tu en tu panal de celdas agrietadas
yo en mi camisa triste
será que encubres el guiño de mi médula
que ya se acuna entre penúltimos respiros
o simplemente te defiendes
de mi barbarie
la absurda risa de la noche
si a nadie importan
mi voz ni mis zapatos
si continúo recibiendo mensajes
casi inanimados
tal vez me permute por un bostezo
y cierre el ramo de mis razones
no voy a hablar de tiempos
porque ya no es la hora
y porque todo indica
que he llegado tarde
a contagiarme de luces
así la absurda risa de la noche
que busca concentrarse en estrellas
que ya no relucirán como antes
si embargo
con el mayor optimismo
estoy dispuesto a las vitrinas
que me muestren ojos invisibles
es más duro llegar con los riñones
que pernoctar en las tinieblas
puedo ver a los que no se importan
de mi voz ni mis zapatos
colgando orejas
de los cables más altos
para escuchar sus ruidos terminales
El ruido del medio
a los poetas
I
Cuando leí Vallejo tenía diecisiete
cincuenta años después
le hundo mi diente.
Diluviaron sus letras
en mis uñas
este medio siglo.
II
Pongo al medio del libro
un boleto de ómnibus
en Montevideo
para marcar dados eternos
Los músicos peruanos
hacen equilibrio a mi costado.
De su canto
rueda un mundo roído.
III
Andar aquí no acepta planes
llueve aunque nadie lo pida
y el frío no tiene nada más
que calle abierta.
Como en París un jueves
Dios no ríe en esta latitud.
perdí un poema
no pude ya encontrarlo
revisé mis horribles archivos
mi escritorio desconfigurado
mis bolsos mis lamentos mis neblinas
anduve en cuatropatas rastreando entre los muebles
me agaché detrás de cada libro de cada caja cada
hice memoria como si fuera a dar examen
recompuse cada instante de los últimos cielos
y perdí mi poema
eso es un hecho
le pertenecía a otra serie que al faltarme
se va a quedar tan huérfana como si hubiese muerto
porque todo lo que allí decía se puso transparente
se vistió de olvido en la gama del violeta
ya no podré olvidar ese poema tan perdido
aunque desconozca lo que dijo
mensajeras
yo prefiero tus manos
porque por sobre todas las oscuridades
saben encontrar el calor de la llama encendida
profundizan el temblor del agua
asedian la transparencia de las gotas
yo prefiero tus manos alegres
cuando aplauden la página encontrada
se vinculan con antiguos recuerdos
aferran la llave de cada iniciación
tus manos que se azulan
mostrándome sus miedos
cuando necesitan batallar el día
perfumadas con glaciales esencias
yo prefiero tus manos
a toda la simetría del reloj
cuando aguja un minuto
opuesto de las horas
tus manos que cruzan la avenida lejana
modelando tu andar
acompañándote
deslizando tu nave solitaria
el mundo ofrece antorchas
borracheras
agudos despertares visionarios
el mundo tiene venas incendiadas
duelos y condenas
pobres conciertos tristes
de agotar la ternura
por eso entre fugaces mensajeras
yo prefiero las huellas de tus dedos
tatuándose en mi piel
como palomas
Roberto Bianchi
escribes en mi voz cuando me integras
en tus otoñales circunstancias
escribes con tu mágico lenguaje
hecho de gestos y lunas rojizas
con tu costumbre de erizar la sombra
y descomponer las palabras
cambiar el cargo de la prueba
-perdona mi jurídico desliz-
y bendecirme finalmente en susurros
ah cuando escribes sobre mi piel
transcribes la soledad que padecemos
tu en tu panal de celdas agrietadas
yo en mi camisa triste
será que encubres el guiño de mi médula
que ya se acuna entre penúltimos respiros
o simplemente te defiendes
de mi barbarie
la absurda risa de la noche
si a nadie importan
mi voz ni mis zapatos
si continúo recibiendo mensajes
casi inanimados
tal vez me permute por un bostezo
y cierre el ramo de mis razones
no voy a hablar de tiempos
porque ya no es la hora
y porque todo indica
que he llegado tarde
a contagiarme de luces
así la absurda risa de la noche
que busca concentrarse en estrellas
que ya no relucirán como antes
si embargo
con el mayor optimismo
estoy dispuesto a las vitrinas
que me muestren ojos invisibles
es más duro llegar con los riñones
que pernoctar en las tinieblas
puedo ver a los que no se importan
de mi voz ni mis zapatos
colgando orejas
de los cables más altos
para escuchar sus ruidos terminales
El ruido del medio
a los poetas
I
Cuando leí Vallejo tenía diecisiete
cincuenta años después
le hundo mi diente.
Diluviaron sus letras
en mis uñas
este medio siglo.
II
Pongo al medio del libro
un boleto de ómnibus
en Montevideo
para marcar dados eternos
Los músicos peruanos
hacen equilibrio a mi costado.
De su canto
rueda un mundo roído.
III
Andar aquí no acepta planes
llueve aunque nadie lo pida
y el frío no tiene nada más
que calle abierta.
Como en París un jueves
Dios no ríe en esta latitud.
perdí un poema
no pude ya encontrarlo
revisé mis horribles archivos
mi escritorio desconfigurado
mis bolsos mis lamentos mis neblinas
anduve en cuatropatas rastreando entre los muebles
me agaché detrás de cada libro de cada caja cada
hice memoria como si fuera a dar examen
recompuse cada instante de los últimos cielos
y perdí mi poema
eso es un hecho
le pertenecía a otra serie que al faltarme
se va a quedar tan huérfana como si hubiese muerto
porque todo lo que allí decía se puso transparente
se vistió de olvido en la gama del violeta
ya no podré olvidar ese poema tan perdido
aunque desconozca lo que dijo
mensajeras
yo prefiero tus manos
porque por sobre todas las oscuridades
saben encontrar el calor de la llama encendida
profundizan el temblor del agua
asedian la transparencia de las gotas
yo prefiero tus manos alegres
cuando aplauden la página encontrada
se vinculan con antiguos recuerdos
aferran la llave de cada iniciación
tus manos que se azulan
mostrándome sus miedos
cuando necesitan batallar el día
perfumadas con glaciales esencias
yo prefiero tus manos
a toda la simetría del reloj
cuando aguja un minuto
opuesto de las horas
tus manos que cruzan la avenida lejana
modelando tu andar
acompañándote
deslizando tu nave solitaria
el mundo ofrece antorchas
borracheras
agudos despertares visionarios
el mundo tiene venas incendiadas
duelos y condenas
pobres conciertos tristes
de agotar la ternura
por eso entre fugaces mensajeras
yo prefiero las huellas de tus dedos
tatuándose en mi piel
como palomas
Roberto Bianchi
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