Wednesday, March 05, 2008

Los mares, las memorias (Miguel Florián-España)


Esta página viene del año 2004, cuando por invitación del poeta José Alejandro Peña, preparé para su espacio en PARADOJA, este aporte con el nombre de VÉRTICE DEL CÍRCULO, que es el título de uno de mis libros publicados. Aclaro que, uno de los poemas del autor Miguel Florián es dedicado a una persona llamada Teresa, y que no tiene nada que ver con mi nombre. Lo reproduzco en mi espacio porque es como volver a una nueva promoción de los autores que irán apareciendo en este blog regularmente. Gracias a los amigos que visitan este rincón o buhardilla. T.C.



Los mares, las memorias:
Miguel Florián.
Por Teresa Coraspe


Miguel Florián nació el año 1953 en Ocaña (Toledo). Poco después se trasladó a Madrid. En esta ciudad realizó varios cursos de Medicina, licenciándose finalmente en Filosofía Pura. Actualmente, trabaja como profesor de Filosofía en el I.E.S. "Murillo" de Sevilla. Compagina la crítica literaria con la labor poética, siendo colaborador habitual de revistas especializadas. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía "San Juan de la Cruz", el Premio Internacional de Poesía "Claudio Rodríguez", accésit del Premio Iberoamericano de Poesía "Juan Ramón Jiménez", accésit del Premio "Rosalía de Castro", Premio 'Ciudad de Cáceres', Premio 'Jaime Gil de Biedma' Premio 'Ciudad de Salamanca', y finalista en varias ediciones del Premio Nacional de Poesía y de la Crítica. Ha publicado los siguientes poemarios: Los mares, las memorias (Editorial Devenir, Madrid, 1992), Anteo (Colección 'Juan Ramón Jiménez' de Poesía, Huelva, 1994), Lluvias (Colección 'San Juan de la Cruz', Ávila, 1995), Los días y los pájaros (Diputación d Zamora, Zamora, 1996), Memoria común (Colección 'Provincia', León, 1998), Mar último (Editorial Algaida, Sevilla, 2000), Cuerpos ('El Sobrehilado', Sevilla, 2001), Habitación 328 y otros poemas (Editorial Visor, Madrid, 2001) y La antigua llama (Editorial Algaida, 2004).

Nos llega a través de Portal de Poesía, en un Claustro, catedral de Gerona, 1983, donde hay una invitación:
Ven a sentarte aquí,en el centro del día, en el ángulo desnudo de la luz.
Ven a sentarte aquí.Que los espejos tiemblan tan dulcemente.
Ven,que necesito amarte.
Y así se va extendiendo el decir, extendiéndose como el horizonte, lejos, como cuando los ríos y los mares se pierden o se encuentran, y un torbellino de abismos siderales que vamos percibiendo, se acercan a la tarde, se acercan a la noche en la palabra tiempo. Es una voz que llega, en hilos de nostalgia, que viene de muy lejos, nos trae una mujer,un beso, un adiós, un silencio, en esas memorias del mar, nos van llegando, desde allí vienen, y nos traen un nombre: Miguel Florián, y lo hemos recibido, cabalgando en la espuma: "Y su boca me habla como el mar a la arena". O: "A la tarde, mis palabras sólo serán cenizas"; pero éstas no se perdieron, y el viento les abrió camino para que ellas llegaran a otros lugares, donde también los mares y los ríos son como un lamento Uno del Universo ; un latido, un sólo encuentro para la palabra, la que vamos acompañando, y como dijo Borges:".y el mar será una magia entre nosotros. Porque:"No habrá sino recuerdos."
A los lectores de Vértice del Círculo, en Paradoja les seleccionamos algunos poemas, como decir un granito de arena en la obra de Miguel, y además, una síntesis curricular del autor para un mayor conocimiento de su trabajo poético, que se nos va quedando adherido a la piel del silencio, o de la voz, esto no importa, se nos queda su palabra y las interrogantes que cada verso tiene y hablarnos de que el mar no es un límite, ni los lugares, ni el tiempo, para la Poesía existe;cuando ella puede decirnos recién salida del musgo en las mañanas, tempranito, aquí estoy, soy yo, siéntate conmigo a la mesa, extiende el mantel lloviznado, sin temor, no tiembles, aquí estoy soy la Poesía, soy el verbo vamos a andar juntos, sólo escúchame, guarda silencio, escucha la voz del poetase llama Miguel Florían, va a hablarte...
Ciudad Bolívar-Venezuela, 10 de Abril, 2004, (TC).

POEMAS DE MIGUEL FLORIÁN


ANTEO
a Teresa
Mira la tierra, Anteo. Todo en ellase acostumbra a la muerte.FERNANDO GUTIÉRREZ

I
EL ALBA ES UNA LÍNEA BLANCA
El alba es una línea blanca que han tendido los pájaros, una cuerda de luz, abandonada. Nada se escucha aún... sólo el murmullo, la marea de sangres que encenderá la vida.
Atraviesa la calle un frescor de inocencia...
Y los hombres no existen todavía.



CONFLAGRACIÓN DE LOS PÁJAROS

Amanece..., y los pájaros describen con sus voces redondas simetrías de pálido cristal...
Otros enigmas urde el corazón -la maravilla oscura de la sangre, la luz tiñendo los pulmones de vida roja y limpia.
Amanece, las palabras se agitan en el sopor profundo de la sombra.
El tiempo es este instante, la breve eternidad que se demora un momento en los árboles.


LA DICHA ES SOLAMENTE
La dicha es solamente estar aquí, asomado a la puerta para beber la luz.
Y no temblar, y no moverse de este instante.

UNOS PASOS ATRAVIESAN LA CALLE
Unos pasos atraviesan la calle, (¿a dónde irán?), y tú vagas tras ellos, imaginas la vida presurosa que se pierde en la sombra.
La vida ajena, vida siempre fugaz, que se extravía, (lo mismo que la tuya).


EL MAR, AZUL, AL FONDO El mar, azul, al fondo y más acá la línea rota de la espuma.
Del tiempo también roto.
(Y fuera sangre, pupila que se extiende hasta alcanzar el blanco velamen de algún barco).
Y siempre el mar como un latido añil -redondo- que se aleja.


ESTA LÍNEA QUE PARECE ALEJARSE
Esta línea que parece alejarse no es el mar, ni el corazón tampoco.
La brisa de la noche, en el estío, a veces nos devuelve sílabas semejantes, parecidas fronteras.
El mar abandona en el alma guijarros, caracolas, palabras como éstas
(pero más verdaderas).

CEMENTERIO MARINO a Carmen y José María
[ Luarca, 1992]
1
Aquí la muerte es blanca, encalada desciende por los muros heridos hasta abrazar el mar.
El mar, el horizonte..., el sueño de los hombres, la lentitud del alma...
Las palabras son blancas.
El mar... Las gaviotas, por un instante planas, han ido derramando su muerte generosa, como musgo de luz que humedece los labios.

2
La muerte es aquí blanca junto al azul del cielo.
El perfume del pino, la tibieza del agua..., la luz es también blanca. Son lagartijas blancas los muertos al tenderse bajo la cal, desnudos, avarientos de olvido...
Cuando después se alejan a otro país más frío, cuando caen hacia el sueño, reflejando las velas de los barcos, el ala dorada de los pájaros, en sus pupilas blancas.


Copyright © 2004 Miguel Florián
***LA SECCION VERTICE DEL CIRCULO ES DIRIGIDA POR TERESA CORASPE***
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VISITA
www.elsalvajerefinado.com


2 comments:

Pedro Pablo Pérez S said...

Me parece muy bueno el trabajo sobre la poesía de Miguel, y hermosa su poesía, cargada de un lirisno que me provoca un dulce sabor.
"La dicha es solamente estar aquí, asomado a la puerta para beber la luz.
Y no temblar, y no moverse de este instante.". Realmente hermoso éste poema.

teresa coraspe said...

...este instante de pasar por este blog que es de ustedes ,Y porque los amigos llegan desde el tiempo a leer poemas y notas y ese sabor de la palabra que se queda. Gracias Pedro, por estar. Teresa.
PD: www.entrelineas.biz/
www.pedropabloperez.blogspot.net
www.vocesdehoy.blogspot.com
y así vamos abriendo caminos, amigo.