Thursday, May 10, 2007

Lo que es verdad no es mentira...y así es.

Reproducido de TAL CUAL, diario de circulación nacional.
PortadaJueves 10 de Mayo de 2007

Tal Cual/1TalCual
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SÍ HAY
El Presidente tiene razón: si el petróleo es el excremento del diablo, el etanol debe ser la deposición acumulada del Infierno entero. Luego Fidel pudo darse cuenta a tiempo de su error antes de que el enemigo estuviese irremediablemente incubado en nuestra patria y, para salvarnos de la desventura —¡gracias, camarada padre!—, ya ha publicado en Granma seis artículos al respecto. Ocurre que no se han cumplido ni tres meses desde que los gobiernos de Caracas y La Habana firmaron un acuerdo para sembrar en el país 276.000 hectáreas de caña de azúcar para abastecer a las once plantas de etanol que ambas naciones planeaban construir, cuando ya Venezuela padece el flagelo de la escasez de alimentos. Sólo el maleficio que acarrea consigo ese alcohol, tan pernicioso como todos los alcoholes emanados de la caña, puede explicar este fenómeno.No hay azúcar, muy a pesar de que el Gobierno revolucionario ha invertido miles de dólares en la reconstrucción de centrales azucareros como el Caaez y que los hermanos de Cuba estarían siempre dispuestos a enviarnos — “gratiñán”, como el petróleo— toneladas del dulce producto que sostiene su economía. No hay carne, aun cuando el Gobierno revolucionario ha avanzado a paso de vencedores en la lucha contra el latifundio y ha creado tantas cooperativas como son necesarias para coadyuvar a la independencia alimentaria del país; y por si esto fuera poco, también ha importado miles de reses de Argentina y Brasil para que los freezers estén full de chocozuela. No hay leche en polvo, pese a que el Gobierno revolucionario invirtió 15 millones de dólares en el reflotamiento de la lechera argentina Sancor y a pesar de que ha invertido otros cientos más en la construcción de plantas lecheras en el sur del Lago de Maracaibo, con la cooperación desinteresada de los hermanos de Irán. No hay caraotas, aunque el Gobierno revolucionario ha comprado millares de vainas a los camaradas de la República Popular China (vale acotar en este sentido que, aun cuando algunos estudios empíricos han demostrado que las caraotas son materia prima en la producción de gases, la ciencia no ha determinado que éstos puedan ser transformados en combustible como el etanol). No hay pollo ni huevos, no obstante que el hermano Lula envió una bandada de ponedoras cariocas.Y peor aún que la escasez, es que el imperialismo yanqui ha copado el mercado interno de sus basuras importadas: se encuentra queso holandés en el supermercado, pero no queso blanco llanero para rallar; hay güisqui escocés por litros, pero no leche completa en envase de cartón.Sin duda alguna, la revolución bolivariana se encuentra ante la más vil de las conspiraciones que le haya tocado combatir. Es por eso que, para no darle gusto a la derecha, al fascismo, el gobierno hace suyo un lema que nos legó la sabiduría colectiva: compatriota bodeguera, compatrioto bodeguero: en vez de decirle al cliente “no hay”, dígale “sí hay, pero se acabó”, como decimos en Venezuela. Porque el pueblo NUNCA se equivoca.

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