Friday, June 01, 2007

Dos poemas de FRANCISCO ARÉVALO -Venezuela-

PALABRAS DE MAYO EN GEORGETOWN


Hoy es un día de paraguas y sonidos desconocidos
Donde los collares de la tarde se visten escurridizos
La fresca herradura colonial en los rostros de las casas
Y tantos caminos que llevan a una fiesta de frutos abiertos al sol
El riesgo de la distancia que no distingue porvenir
Esa gota melancólica que hace agujeros en el desvarío
Los atuendos floridos que acercan a tus señas XIO
Cierta rebelión con sabor a jengibre que toca las entrañas
Puerto España la dejé estancada en el aliento de sus cayenas
La sombra de la despedida
Y tu jardín que persigue el blanco en sus rincones
Regusto por el escandaloso mediodìa donde me urge contrincante
El hotel y su pasillo de abstracciones que me siembran calor reflexivo
Dramàtico espejo luminoso cuando el olvido no toma camino
Aquì se funden las pisadas del cordial silencio
Mi hombro de guerrero diestro en perder esplendorosas batallas
La tranquilidad que agota lo venidero
Y un derroche de flores en los extremos que tiñen los párpados
Hay amores que se guardan en las esquinas
Mientras un contingente de pájaros indica el río que reclama retorno
La búsqueda de lo femenino que se diluye
Tanto pesimismo en los labios de una muerte que no llega al cielo
No sè en que momento tus manos se fueron con el desencuentro
Y esas palabras que ya no llegan en tu sexo y melodía
La nada es un misterio que calma la exactitud de tus pechos
El castillo derrumbado en las enredaderas del amanecer
Donde cavilo
Un azul derramado que esconde en sus pliegues mis traviesos fantasmas.


SABADO CON INSECTOS

Se entra desnudo a la palabra
La ambigüedad de esta noche y sus sabores que se fijan en la piel
El sedimento que busca el preciso tratado para hinchar el sueño
Abril era la puerta de entrada al desespero
Esta tenacidad por lo desconocido que me viste de susto
En mi camino de vértebras tu retoño
Y la ilusión que tus semillas llegaran a mis manos
El corazón que late en los caminos de la cúrcuma
Están en la azotea los adoradores con sus pasos de rito
Aridos como la boca de un anciano sabio
A mi diestra un cesto de cayenas que pulverizan bostezos
La vara con que mido mis impertinencias
Para resbalar en la cólera tropical que empuja esta oscuridad con insectos
Es cuando me falta la destreza que filtra tu mirada
La voz de tu arroyo en los pasillos de mi sangre.

Georgetown 19 de mayo 2007.

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