Unas breves palabras sobre EUNICE ODIO
(a solicitud del poeta Daniel Montoly)
Supe de Eunice Odio justamente el año en que salió publicado mi
primer libro: “Las Fieras se dan golpes de pecho”. Una hermosa
y bien documentada Antología acababa de publicar la Editorial
venezolana Monte Ávila Editores, junio, 1975, donde hay una
recopilación de ensayos de varios escritores latinoamericanos,
donde sobresale la voz de Juan Liscano, amigo y conocedor de
la poesía de Eunice, así como receptor de muchas cartas y
escritos de la autora; correspondencia que data desde febrero
de 1965 hasta 1974 (año de su muerte), en México. Vecinos y
amigos les extrañaba que tenían más de una semana
sin verla, hasta que decidieron avisas a las autoridades
y al forzar la puerta la encuentran sentada en su bañera;
había muerto, según las investigaciones, diez días antes.
Escucharla fue un deslumbramiento, cuando en su variada
Correspondencia con el también poeta y ensayista venezolano,
describe anécdotas de la vida diaria y cotidiana que ella
interpretaba como signos de una realidad otra donde lo
místico tenía cabida y la percepción extrasensorial, se le
manifestaba aún en los instantes en que guardaba verduras
y hortalizas en su refrigerador. Como lectora de ese tiempo
me encontraba sumergida en su mundo irreal y fantasmagórico
donde descansa la fuerza de su poesía profunda y reveladora
de una cultura universal.
Nace Eunice Odio en Costa Rica en 1922 y desaparece en
medio de una gran soledad en el país de los aztecas. No ha
sido sino hasta hoy cuando revisando mi biblioteca, me
encuentro con los ojos verdísimos de Eunice en la portada
de la Antología ya descrita. De pronto recuerdo la solicitud
hecha el año anterior por Daniel Montoly y reviso algunas
notas, entre ellas las de Carlos Zerner, quien consideraba
a Eunice Odio, como: “la mejor poeta americana de este
siglo”.
La Antología, (tan bien cuidada por Liscano) nos trae
ilustraciones de fotos maravillosas, donde se destaca
la belleza de una mujer que fue bella en exceso, pero
en la que jamás lo físico pudo opacar la
belleza espiritual que nos deja en su poesía, escritos y
cartas.
Hay muchas anotaciones sobre el tránsito de la escritora
por este lado del cosmos: Los elementos terrestres, El
tránsito del Fuego, Poemas publicados en Zona Franca,
revista que dirigía Juan Liscano en Venezuela.
Sólo deseo dejar una muestra de su poesía, que es extensa,
con muchos versos cada poema y porque se trata de
un blog para lectura rápida, los incluiré, lamentablemente
en fragmentos.
El umbral se me cayó de los ojos -niño ciego-
me quedé con la mirada y el recuerdo de una isla.
E.O.
De: ARGOS DEL DÍA OCULTO:
Argos, Argos, escucha:
He venido a saber,
a preguntar de árbol a árbol entre los dioses.
Te pregunto por el amor, porque he dormido bajo tus ojos;
pregunto por el rumor del cuerpo abierto;
pregunto tras la puerta velada de par en par;
pregunto delante de ella en presencia mía…
¿Ves la hora que se fue sin tocarme la lengua,
ni la mar,
ni el abril que vendrá
conmigo reflejada entre sus ondas,
entre sus ojos…
EN EL BOSQUE (fragmento)
Se va, se irá, siempre se ha ido,
abandonando calles invencibles,
meses deshabitados,
casas cerradas por el tiempo verde.
Se irá, se fue,
haciendo compañía
a todo aquello que contiene el aire
de fronteras difusas,
y espumas prolongadas hasta el canto;
haciendo compañía
a todo lo que vive
llevado por el espacio.
Y abandonado por los frutos del mar, del sol, del viento.
Por lo que da la Tierra
girando sobre su éxtasis;
por lo que no se dijo jamás eternamente….
Ciudad Bolivar, Venezuela, madrugada del 4 de abril, 2007
Teresa Coraspe.
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